martes, 1 de junio de 2010

HITO 2: COMERCIALIZACION DEL AZÚCAR EN EL PERÚ - SIGLO XIX

INICIO DEL COMERCIO DE LA CAÑA DE AZUCAR

A finales del siglo XVIII la agricultura estaba resumida en la siembra de maíz, fríjol, garbanzo, ají, hortaliza, caña y producción de azúcares, que tuvieron una baja notable por las lluvias e inundaciones. La economía era inestable, disminuyendo la exportación de azúcar, miel y conservas a los mercados de Tierra Firme (Caracas, Venezuela).

Entre los cultivos que introdujeron los españoles encontramos la caña de azúcar (muy extendida en la costa norte). La mano de obra en las haciendas dependía fundamentalmente de donde se ubicaban, las que se hallaban en la costa tenía una mano de obra negra y esclava, aunque eso no niega la presencia de mitayos o yanaconas en la costa.

Las principales haciendas azucareras se encontraban en manos de la orden Jesuita, eran propietarios en el Perú de las haciendas Bocanegra y Villa (ambas en Lima), San Jacinto (una enorme hacienda azucarera en la costa, cerca a Lima), Vilcahuaura (valle de Zaña), Mollemolle (Apurimac), San José de la Pampa (Huaura). El Rey de España, Sólo los jesuitas, en el momento que Carlos III ordenó su expulsión de América, en 1759, eran propietarios en el Perú de las haciendas Bocanegra y Villa (ambas en Lima), San Jacinto (una enorme hacienda azucarera en la costa, cerca a Lima), Vilcahuau- ra ...EEECarlos III[1], ordenó su expulsión de América en 1759.

La crisis económica aumentó por la mala administración de las haciendas así como los litigios de tierras. "El efecto de estos factores acumulados produjeron una crisis general en la economía de exportación basada en la agricultura", sostiene Arboleda[2]. Los repartimientos y encomiendas desaparecen en el último tercio del siglo XVIII.

El comercio de la caña de azúcar tuvo una de sus primeras crisis económicas.

A mediados del siglo XIX Cayaltí estaba en manos de la familia Aspíllaga Anderson, y su producción anual de azúcar era la más alta a nivel nacional, llegando a los 4 mil kilos. Después de la independencia nacional, nuestro país había quedado devastado económicamente y por añadidura el Perú había contraído su primera deuda externa al aceptar dinero inglés para los gastos de la emancipación.

Pero en la década de 1840 todo empezó a cambiar. Aquí la historia nacional da un viraje radical hacia una bonanza a través del guano de las islas, el cual demostró ser un abono efectivo. Inglaterra iniciaba su revolución industrial y necesitaba con urgencia incrementar la producción de su agricultura, siendo el guano un potente fertilizante natural.

El historiador Zevallos Quiñones afirma que "al entrar al siglo XIX la economía norteña era excelente. Primaba la industria azucarera. Llegaron a funcionar trapiches[3] de cobre a fuerza animal en los alrededores de Chiclayo, dando gran impulso a la sementera de la caña de azúcar. Tenía favorable consumo en Chile y la exportación se hacía por el puerto de San José”. Luego se sumó Puerto Eten.

Uno de los rasgos de la economía peruana a los requerimientos del mercado mundial eran las haciendas o plantaciones que exportaban sus productos utilizando los ferrocarriles para efectuar el transporte. Los destinos eran países desarrollados como Inglaterra, Francia, Alemania y posteriormente Estados Unidos hacia finales del siglo XIX.

INMIGRACIÓN CHINA Y PRODUCCION AZUCARERA

Durante los primeros años de la joven República, hubieron intensos debates acerca de las ideas liberales de abolir la esclavitud. Muchos hacendados y militares tenían haciendas, en donde la mano de obra esclava era de importancia capital. Por ello, había mucha reticencia a la manumisión de los esclavos, a diferencia de otros países en los que se proclamó inmediatamente la abolición de la esclavitud (como Chile).

Uno de estos militares hacendados fue Rufino Echenique, quien llegó a ser presidente del Perú. Compró y modernizó una hacienda azucarera localizada en el valle de San Pedro de Lurín, destacando la gran cantidad de esclavos que poseía. Esto era algo particularmente importante al momento de hacer negocios, la cantidad de esclavos de la cual se disponía. Y a la vez, la economía agrícola basada en la esclavitud, estaba condenada a la auto-subsistencia y rendimientos mínimos no acordes a un ideal exportador a gran escala, puesto que el desgano en el trabajo que ponían los esclavos, sus frecuentes motines y huidas, así como los abortos que se sometían las negras embarazadas, contribuían a una baja producción en las haciendas. Sin embargo, la idea colonial aún persistía en la mentalidad de los terratenientes de la época, acerca de la necesidad de mantener la mano de obra esclava.

Cuando Castilla llega al poder y en 1854 decreta la abolición de la esclavitud en todas sus formas, fue cuando la producción de las haciendas enfrentó un reto mayor, nunca antes visto. Los terratenientes, persistiendo en la mentalidad colonial, intentaron reemplazar los esclavos por otros; esto es, en vez de favorecer una llegada masiva de inmigrantes europeos (u orientales) para entregarles terrenos a concesión para su respectivo cultivo, se pensó en traer otro tipo de "esclavos", personal que no reclame mucho y gane poco, que trabaje faenas de sol a sol sin chistar y que sus países no reclamasen de manera escandalosa. Y en esto, los europeos no cuadraban, motivo por el que se favoreció la llegada de coolíes[4] chinos. Hubo muchos beneficiados con el tráfico de coolíes, desde los armadores-transportistas hasta las compañías que "compraban" a los coolíes una vez llegados al Callao y los redistribuían a las haciendas.

Los coolíes dormían hacinados en galpones, cual esclavos, en condiciones pésimas de higiene y alimentación, también participaban ellos mismos en actividades de juegos de azar y consumo de opio, lo cual en no pocas ocasiones conllevó a crímenes entre ellos y también contra los hacendados. Asimismo, en las haciendas los intentos de fuga dadas las condiciones de explotación y los castigos corporales (como colocarlos en un cepo por semanas enteras) se hallaban a la orden del día.

El fin del tráfico de coolíes empezó en mayo de 1872, cuando partió del Callao el barco peruano "Mariluz" hacia Macao, para traer 255 culíes para las haciendas norteñas. Debido a una tormenta la nave sufrió una avería el 10 de julio de 1872, teniendo que efectuar una escala obligada en Yokohama, Japón. Uno de los coolíes escapó, cansado de los malos tratos a los cuales empezaba a verse sometido y se refugió en una nave británica, en donde solicitó ayuda. El Encargado de Negocios Inglés, gestionó ante las autoridades japonesas una investigación para llegar a la verdad respecto a la denuncia del chino evadido. Como conclusión de la investigación, se llegó a que las condiciones de vida dadas para el viaje y por el contrato eran inhumanas, quedando los 255 coolíes libres del mismo y con la potestad de regresar a China. El final del tráfico de coolíes se produce en 1874, cuando mediante el tratado de Tien Tsin[5] los representantes peruanos aceptan las condiciones del gobierno chino.

LA PRODUCCION AZUCARERA DURANTE LA GUERRA CON CHILE

No resulta difícil imaginar el nivel de destrucción en que quedó la economía peruana al final de la guerra. A esto se sumaba otro asunto: el país debía resolver una serie de problemas anteriores al estallido del conflicto. El principal se refería al pago de la deuda externa a los acreedores británicos. Desde la firma de la paz con Chile ellos presionaron al Perú para que cancele los compromisos pendientes.

Remontándonos a los días que siguieron a la firma de la paz con Chile, muchos hacendados habían abandonado los valles, especialmente en los del departamento de La Libertad. Ya no existían las espléndidas casa-haciendas y las adornadas capillas que durante tantas décadas caracterizaron la zona. También fueron desapareciendo los pastos y campos de algodón y arroz que antaño se entreveraban con los sembríos de caña.

Pero hacia la década de 1890 empezó a configurarse otro paisaje, más moderno aunque menos bello. Desde las faldas de los Andes, todo visitante al valle de Chicama podía contemplar un mar inmenso, de caña y chimeneas de negro azabache que humeaban en un cielo siempre azul. Se trataba de nuevas y gigantescas plantaciones industriales que concentraban la tierra en pocas manos.

La historia de los valles de La Libertad es simple. Las haciendas de los terratenientes trujillanos fueron absorbidas por tres grandes empresas agrícolas: Casagrande, Roma y Cartavio. Los Gildemeister (familia alemana), Larco (familia italiana) y la Compañía Grace (empresa británica), sus propietarios respectivos, simbolizaban los nuevos tiempos: inyección de capital extranjero y trabajo de los indios "enganchados" que formaron el proletariado agrícola. El mercado internacional favorecía las exportaciones de azúcar: en 1889 se exportaron 45 mil toneladas y hacia 1900, unas 50 mil hectáreas estaban dedicadas al cultivo de la caña.

El sorprendente desarrollo de Casagrande se remonta a la década de 1870 cuando la firma Gildemeister y Co., propiedad del inmigrante alemán Juan Gildemeister, compró varias haciendas, incluyendo Casagrande, se convirtió en el centro de sus operaciones azucareras. Cuando falleció en 1898, Gildemeister había comprado 8 grandes haciendas azucareras y era el segundo gran terrateniente del valle, después de la familia Larco.

Siguiendo con el mapa azucarero del país, la zona más estable fue Lambayeque, en donde el impacto de la guerra fue menos dramático. Las dos familias azucareras más importantes de la región, los Pardo (Tumán) y Aspíllaga (Cayaltí), se habían establecido en la década de 1870 y fueron capaces de sobrevivir y expandirse con la ayuda del crédito de las casas comerciales y bancos extranjeros. En 1889 se exportaron 45 mil toneladas de azúcar.

El 22 de mayo 1896, por iniciativa de un grupo de agricultores, se fundó la Sociedad Nacional de Agricultura; desde este momento, las actividades del nuevo gremio fueron ininterrumpidas. Así empezó a formarse el oligopolio de la industria azucarera en el Perú.

Gracias a sus gestiones se introdujo, por ejemplo, la enseñanza agrícola al fundarse, en 1902, la Escuela Nacional de Agricultura; además, se iniciaron los estudios para combatir las pestes y enfermedades en los cultivos de la costa a través del Instituto de Parasitología Agrícola que luego se convertiría en la Estación Experimental Agrícola de La Molina[6].



[1] Carlos III, Rey de España en el periodo 1759-1788.

[2] Carlos Arboleda Guanilo, historiador de la ciudad de Lambayeque.

[3] Un trapiche es un molino utilizado a fin de extraer el jugo de determinados frutos de la tierra, como la aceituna o la caña de azúcar.

[4] Un término histórico para los trabajadores manuales de Asia, particularmente China y la India, en el siglo XIX.

[5] Tratado de amistad, comercio y navegación firmado entre España y China. Firmado el 10 octubre de 1864.

[6] MANUEL GARCÍA Y MERINO era propietario del fundo La Molina de Lima, donde después se fundaron la Estación Experimental Agrícola La Molina y la Escuela Nacional de Agricultura La Molina, hoy Universidad Nacional Agraria La Molina.



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BIBLIOGRAFÍA:


LA TORRE SILVA
, Ricardo (1992) La inmigración china en el Perú 1850-1890. Lima: Boletín de la Sociedad Peruana de Medicina Interna – Vol.5 Nª3.

KLAREN, Peter F. (1976) Formación de las haciendas azucareras y origen del APRA. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.

ROMERO, Emilio y CONTRERAS, Carlos (2006) Historia Económica del Perú. Lima: Universidad Alas Peruanas – Fondo Editorial UNMSM

PAGINAS WEB:

CAMPOS, Perlacios (2008) Historia del Perú 7. 1. El imperio colonial español: Economía. (http://www.geschichteinchronologie.ch/am-S/peru/gs/Campos/07-1_span-kol-wirtschaft-ESP.html) contiene información sobre la estructura económica durante la Colonia en el Perú.

SALAZAR, Eduardo (2008) Blog: Inmigración en el Siglo XIX (http://inmigracionsigloxix.blogspot.com/2008/10/inmigracin-china-en-el-per-ii.html) contiene la bitácora de cómo se dio la inmigración en el Perú durante el siglo XIX.

ORREGO PENAGOS, Juan (2009) Blog: La Republica Aristocrática: La Agricultura de exportación (http://blog.pucp.edu.pe/item/31727)

CORDOVA, Nivardo (2006) Perú Prensa (http://peruprensa.org/Ca311006.htm)


1 comentario:

  1. Interesante saber cómo la industria del azúcar se mantuvo de pie, después de la guerra con Chile y demás adversidades. Gracias por la información.

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